lunes, 27 de abril de 2009

"Que el fin del mundo me pille bailando"



De golpe y porrazo en nuestro país y en el mundo aparecen gripes y enfermedades mortales que empiezan a propagarse de un lado al otro. A cada minuto, los periódicos anuncian nuevos casos cada vez más lejanos unos de otros. La gente se desespera, llaman a sus hijos para decirles que se cuiden, que no toquen nada, que no se dejen picar por mosquitos, que no coman una de las carnes más ricas del mundo y sobre todo que eviten el contacto físico con las demás personas.

Si es así como los medios dicen, y como afirman los más sensibles a este tipo de noticias, el mundo estaría llegando a su fin y con él nuestra vida.

Si así me lo creyera, si pensase realmente que mi finitud ha llegado esto es lo que haría:

- viajar a México, el epicentro del virus

-   besar a un desconocido en la calle

-   caminar bailado y cantando por la calle sin que me importen los demás

-   renunciar a mi trabajo

-   levantar mi abstinencia sexual

-   tirarme en paracaídas por segunda vez

-   agarrar una cámara familiar y grabar todos mis últimos momentos

-   gastarme todos mis ahorros en comida rica, vino y algunas drogas 

-  hacer el amor mucho, mucho, mucho

-   abrazar a la gente en la calle

-  tomarme unos tequilas

- escupir en la cara a la gente detestable

-  comer mucho chocolate sin culpa

-  abrazar y besar a mis amores

-    guardar en una caja cinco cosas que desearía dejarles a los que nos sucedan (si es que alguien que se le anime a esta vida)

domingo, 26 de abril de 2009

Los domingos de antes eran diferentes


Aprendiendo a fumar menos, a vivir domingos tristes, a darme cuenta que las resacas las sufro más y que solo las soporto en posición horizontal. Aprendiendo a esperar, a sacar fotos, a escribir teatro, a abrazar más a los que quiero, a no atender el teléfono cuando no tengo ganas de hablar y a no sentirme culpable por eso, a sonreír cuando me despierto, a escuchar música clásica, a ver películas argentinas, a creer en la gente, a entenderla y perdonarla, a trabajar menos estresada. Aprendiendo a cambiar, a dejarme llevar por los impulsos, a proyectar, a hacerme cargo, a extrañar, a volver estudiar. Aprendiendo a no tocar al amor pero pensarlo, soñarlo y sentirlo todo el tiempo. 

martes, 21 de abril de 2009

Marcada


El teléfono suena una y otra vez. Ella atiende ansiosa, esperando escuchar aquella voz. Una mujer chiquita (imagina ella) le pregunta por alguien extraño. Es equivocado. Corta como quien termina la conversación más triste del mundo. A pesar de eso comienza su día. Se viste, se peina su largo pelo que algún dia deberá cortarse. Hoy no es aquel día. Sale a la calle cabizbaja como quien camina hacia un destino que nunca tiene sobresaltos. Ni de de los buenos ni de los malos. Intenta darse por vencida mientras camina, pero sabe que no puede, que no quiere. Que hoy no es un buen día para abandonar. Llega a la casa de sus amigos. Todos sonríen, beben, balilan.  La vida es amena para el resto del mundo. Ella intenta sonreír cuando escucha un chiste, intenta bailar al ritmo de la música pero todo es gris por estos días en la vida de aquella mujer. Todo lo hace a medias. Intenta ser feliz, despojarse de ese llamado que no fue. Pero hoy no es el día para eso. Vuelve a su casa, desganada, cansada de la nada que pasa por sus días. Se recuesta y no puede dormir. Tan solo se limita a pensar. Pensar en el pasado y en el futuro. Es lo único que tiene por el momento. Hoy no es un buen día para pensar en el presente. Son las cinco de la mañana y ella sigue inmovil en su cama con los ojos muy abiertos. Piensa en esa montaña. Piensa en las nubes que vieron juntos. Piensa en esas caricias que ya no existen. Piensa en Penelope, pero no teje más que recuerdos. De golpe algo la saca de su éxtasis soñoliento. Es el teléfono que suena. Son casi las seis de la mañana. A las nueve debe despertarse para empezar con su rutina. Sin embargo, sale de su lecho media desnuda, medio dormida y sobre todo medio ilusionada. "Hola", dice como puede. La voz del otro lado del teléfono dice "Hola, soy yo, perdón la hora pero no podía hacer otra cosa que pensarte y entonces me tomé el atrevimiento de marcarte". La mujer sonrie, cierra sus ojos y se duerme. 

domingo, 19 de abril de 2009

Miss capricho


Quiero un beso. Quiero un abrazo. Quiero ver esa cara cuando me despierto. Quiero caminar de la mano mostrándole todo lo que veo, lo que me gusta. Quiero contarle toda mi vida, todo lo que amo, todo lo que odio. Quiero sacar fotos. Quiero viajar. Quiero compartir mi casa. Quiero darlo a conocer. Quiero tomarme un rico vino. Quiero bailar. Quiero perder la cabeza. Quiero empezar de nuevo. Quiero otro beso. Quiero dormir enroscada. Quiero ir al parque. Quiero andar en bici. Quiero correr. Quiero comer. Quiero mirarlo a los ojos. Quiero todo de él. Quiero despertarme en su boca. Quiero dormirme en sus brazos. Quiero un proyecto. Quiero mucho más de lo que hoy puedo tener. 

miércoles, 15 de abril de 2009

Fulanos (segunda parte)



J me dice que le quiere declarar su amor a esa fulana. Hace mas de un mes que me lo dice y no lo hace. Los días pasan como si la vida fuese eterna. R dice que tiene que romper el lazo con su madre. Ya tiene cuarenta y tantos, pero siguen pasando los días y nada. B me viene diciendo desde los veinte que tiene que empezar terapia. Las cosas le siguen pasando y sin embargo, no levanta el teléfono y mucho menos se cura de su pasado. V se pone de mal humor por todo y por todos. Sufre la pequeña V, pero sin embargo sigue sin respirar hondo e intentar tranquilizarse cuando los malos humores la invaden. G hace años que se replantea cambiar de trabajo. Se queja, se enoja, de aburre pero todos los días se levanta y se toma el subterraneo que lo lleva a la misma oficina. A tiene crisis de pareja y lo quiere solucionar otro día, hoy no. Su cara, su cuerpo y su estética en general le gritan que algo no anda bien, pero los días siguen pasando y ella nada modifica. 
Pareciera que los fulanos nada queremos saber con la finitud de la vida. Todos pensamos que somos eternos y que mañana tendremos tiempo para hacer lo que realmente queremos y necesitamos hoy. Pero mientras tanto el mundo se mueve, las heridas crecen, los dolores se sufren más, las crisis son mas seguidas, los amores más complicados y la luna más melancólica. 



lunes, 13 de abril de 2009

Preguntas que no deberían hacerse un día como hoy


¿Qué te gusta de mi? ¿Cuándo venis? ¿Te queres casar conmigo? ¿A qué distancia queda mi ciudad de la tuya? ¿Cómo soportas? ¿Y si lo mejor es olvidar? ¿Y si lo más sano sea no escribirte más? ¿La distancia destruye todo? ¿Cuanto falta para Agosto? 

sábado, 11 de abril de 2009

La carcel de las palabras


Je t´aime. Ich liebe dich. I love you. Te amo. Ti amo. Volim te. Miluji té. Jeg elsker dig. Ik hou van jou. Kocham cie. Eu te amo. Te iubesc. Jag alksar dig. Muchos idiomas y un solo significado: amor. ¿Es posible que un idioma que tiene sus raíces en el sigo VII no tenga palabras que definan el sentimiento amoroso por excelencia? ¿No es una paradoja lingüística que una lengua romance no tenga una frase que denote amor de una persona a la otra?

En el catalan lo más cerca que se puede estar de este sentimiento es sintiéndolo ya que decirlo es imposible. Con toda la furia se puede disparar un “T´estimo”, frio, seco y alejado del amor que uno puede llegar a sentir por algo o por alguien. “T´estimo molt” podrán decir fervientemente los enamorados pero nunca un te amo, liso y llano. ¿Serán capaces de amar estos individuos? Qui ho sap (quien lo sabe). ¿Podrán vivir y experimentar un sentimiento y no tendrán más opción que expresarlo con lenguaje no verbal? Qui ho sap. ¿O simplemente será un olvido de un grupo de distraídos que inventaron una forma de hablar y dejaron de lado aquel sentimiento que todo ser humano debería experimentar? Qui ho sap.

 Catalanes, lingüistas, señoras y señores en general, todavía están a tiempo. Inventen una frase e insértenla en su vocabulario, no deberían dejar que el lenguaje los limite. 

lunes, 6 de abril de 2009

Deseosa de cumplir deseos


Hace más de un año estaba de viaje. Los viajes son parte muy importante de mi vida, últimamente. Y como en todo viaje uno hace balances, piensa en que quiere cambiar, que mejorar y que perpetuar. En aquel viaje con mi mejor amigo también me tocó pedir un deseo. Me acuerdo como si fuese hoy. Estábamos los dos acostados en el pasto, descalzos, mirando el cielo y sintiendo el sonido del mar mezclado con la cercana ciudad costera. Hablábamos, y recordábamos momentos vividos en aquellas vacaciones que ya llegaban a su ocaso. De golpe vimos  a un señorcito que vendía deseos o más bien pulseras que los cumplen. Compramos algunas, pero yo elegí la de color más furioso para pedir el mio. Fluo ella, con sus letras típicas y miles de posibilidades para ser cumplidas. Un pequeño trozo de tela que podía albergar a mi deseo más preciado. Mi amigo me la enrolló en la muñeca derecha y mientras hacía los tres típicos nudos yo pensaba en las infinitas posibilidades que tenía. Y así vivió esa pulsera durante más de un año de vida en mi muñeca. Pasó por diversos lugares, viajó conmigo a cada uno de los lugares donde fui, me vio feliz pero también me vio oscura. Fue testigo de mis corridas y de mis trabajos. Estuve por sacármela varias veces antes de que se rompa, pero así no se cumpliría mi deseo, o eso decían las leyendas. Pasó de ser chillona y febril a ser un trapo descolorido y cada vez más fino que formaba parte de mí. Hace unos días estaba tirada bajo una sombrilla de paja, riendome, jugando a ser yo, descalza como más libre me siento y de golpe veo que se me está rompiendo. Justo en ese momento de felicidad la pulsera se desprendía de mi cuerpo. Todavía no se si mi deseo está cumplido. Tengo alunas sospechas de que si, pero de lo que sí estoy segura es que en ese momento y luego de más de un año fue el momento en que más cerca estuve (o estoy) de cumplirlo. No soy creyente, no creo mucho en el destino, no soy supersticiosa, no creo en la magia, no creo en las brujas pero que las hay, las hay. 

viernes, 3 de abril de 2009

Revolución Mexicana


La vida te puede cambiar de un segundo al otro. En un segundo no sabes que querés con tu vida y al segundo siguiente tienes una revelación que te aclara todo el panorama. En un segundo estas solo y al siguiente se cruza por tu camino una persona que no quieres dejar pasar de tu lado. En un segundo estas vivo y al otro puedes dejar de respirar para siempre. No se sabe. La vida cambia, se transforma, evoluciona o todo lo contrario. A veces no depende de uno, a veces es solo el bendito/maldito destino ( si es que existe uno). Uno solo tiene que estar lo suficientemente despierto para notar que  es posible el cambio. Uno tiene que estar presente para verlo llegar. Uno tiene que estar con los ojos abiertos por si el cambio que viene es negativo. Uno tiene que estar plantado en el presente para poder disfrutarlo, sufrirlo, amarlo, odiarlo, y explotar en esa modificación que nos convertirá en los mismos que éramos pero diferentes. Toda esta sarta de palabras para terminar diciendo que hoy estoy jodidamente modificada y revolucionada.