domingo, 9 de agosto de 2009

Casa mía


Febrero de 1980. Mi familia, por aquel entonces compuesta por mi hermana mayor, mi papá y mi mamá embarazada de ocho meses, se mudan a una casa de la calle Pensamientos. Luego de una corta estadía en Capital Federal deciden mudarse a este hermoso barrio donde las calles llevan nombres de flores y de aviadores. Barrio donde todo el mundo se pierde y se encuentra. Barrio donde las calles no son rectas, barrio donde todo el mundo se conoce, más no sea de vista. Barrio en el que yo nací un mes más tarde que mi familia se mudara a esa casa de la calle Pensamientos.
Y ahí pasé toda mi infancia. Empecé a ir al colegio a los cuatro años, porque a los tres lloraba mucho y extrañaba a mi mamá. Supongo que eran celos porque mi hermanito había nacido y no quería perder mi lugar. Claro, de golpe de ser la hija más chica, me convertía en la conflictiva hija del medio. Y así fue. Aunque no creo haberle dado demasiado problemas a mis padres, creo haber sido la que más les di en aquellos años de adolescencia.
Y en esa casa vivi casi todo por primera vez. Aprendí a caminar, aprendí a sonreír, aprendí a comer. Aprendí a tomar vino patero, y fue en esa casa a donde me empezó a gustar el vino. Aprendí a relacionarme con mi amigos, aprendí a bajarme de la cama de arriba porque abajo dormía en un colchoncito (famoso en mi casa) mi novio. Aprendí a hablar con mi familia. Aprendí las cosas más importantes que se hoy en día, supongo.
Agosto de 2009. Hoy a mis 29 años esa casa se vende. Y va a pertenecer a otra familia. Quizás ellos aprendan cosas ahí, no lo se. Lo que se es que con esa casa se cierran algunas etapas de mi vida. Con esa venta se va mi infancia, o ella solo queda en mi memoria y en la de los que pasaron por allí. Allí quedaran nuestras historias, nuestras infinitas felicidades nuestras tristezas, nuestros días cotidianos en familia, nuestros comienzos. Afuera de esa casa queda todo lo demás, todo lo que vino y aun está por venir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Q lindo lo q escribiste Juli.

Barrio donde todo el mundo se pierde y se encuentra.

Muy buena esa frase.

Estamos grandes, snif.

Beso.

Nahuel

El Cochinillo exquisito. dijo...

Todo guarda el corazón, nada se vende.
Cariños, Julien, hermoso relato.-

Dr. Flasche dijo...

Umhhh...yo hace poco también tuve que desprenderme de una casa muy especial, la de mi abuelito, que no hace mucho nos dejó...

Sin embargo, hay cosas que como dice Sr. Exquisito, no se venden, no, no se venden...