martes, 13 de diciembre de 2011

Vacaciones de alma

Casi todos los mortales necesitamos vacaciones a esta altura del año. Diciembre, mes de festejos, balances, cierres, regalos, encuentros y desencuentros. Pero este año 2011 estoy especialmente cansada. He estado más cansada y estresada años anteriores. Pero este diciembre tengo cansada el alma. Mucho ha pasado este año. Mucho nuevo, mucha incertidumbre, muchos hospitales, mucha impotencia, muchas ganas de cambiar lo incambiable. Necesito vacaciones, pero las del alma. Necesitaría desconectarla por una semana para dejar de sentir todo lo que siento hoy. Dejar que mi alma flote, y repose unos días para retomarla luego más descasada, con más fuerza, con más lucidez para seguir adelante. Por primera vez en la vida mi vida pasó a segundo plano. Casi sin quererlo me invadió la vida de esta personita que amo con locura y que quiero ver crecer, soñar, amar, equivocarse. Daría lo que sea para poder cambiar las cosas. Pero la impotencia me invade de nuevo al darme cuenta que no puedo. Que nada de esto depende de mi. Y mi alma vuelve a cansarse y caerse cuando escribo estas palabras. Necesito vacaciones de alma para volver con más fuerzas para hacerle frente a lo que sea que esté por venir. Necesito vacaciones de alma para poder abrazar nuevamente con locura, para poder ayudar, para poder contener, para poder amar sanamente.

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