martes, 10 de abril de 2012

Loca, loca, loca

Hay días en que me despierto optimista. Estoy conectada con el mundo. Miro, leo, hablo. Luego pasan unas horas y me siento aburrida. Me cuesta concentrarme en mis tareas diarias. Me cuesta hacer cosas aburridas ¿A todo el mundo le cuestan? No lo se. A veces parece que el mundo se llevara mejor con el aburrimiento. No soy una de ellos. Pero el día pasa, sucede, crece. De golpe me siento ansiosa. Verborrágica. El tiempo no pasa para mi. Y ansío que pase rápido no se bien porque, no se bien que me espera. Quizás lo mismo de siempre, quizás no. Miró mi “Hic et nunc” y vuelvo a conectarme. Después me siento un poco enamorada. Y con el enamoramiento vienen las dudas, los miedos, y el olvido. Después me siento un poco sola. Después saco a pasear mi soledad y me siento feliz de estarlo. Pasan las horas y el día no termina. Me siento en paz por unos minutos. Luego me siento carnal, pero sigo sola. Pongo música para despejarme. Pero pongo música que me lleva a un lugar sentimental para el cual no se si estoy preparada algunos días. Me dan ganas de llorar. Pero salgo a correr. Me siento deportista. Corro lo más rápido que puedo. Me siento poderosa. Vuelvo y me siento sucia. Me baño y me gusta mi olor. Después fumo y tomo y me siento poco sana. Escribo y me siento yo. Extraño a un ser y me siento triste y tonta. Hay días en que me duermo después de pasar un día movidito de todo. O más bien movidito por mi (cabeza) sola.

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