miércoles, 4 de abril de 2012

Mi último primer beso

El pasado insiste en aparecer, llamar, mensajear, invadir mi paz. El presente desapreció de un momento a otro. ¿Dónde estoy parada? Necesito algo de donde agarrarme. Me caigo. Decido recordar mi presente cercano para hacerme fuerte y esperar. ¿Esperar qué? ¿A quién? Mientras me pregunto esto, mi mente decide recordar mi último primer beso. Entonces decido meterme de lleno en ese beso. Fue un domingo. Algún día cercano a mi cumpleaños. Clima ideal para pasar una noche afuera de las paredes. Estábamos los dos. El y yo. Yo y él. Conociéndonos, hablándonos, investigándonos, midiéndonos, viendo por primera vez que queríamos de ese otro que teníamos en frente. Ese otro desconocido, lejano, cercano, misterioso. La noche era nuestra compañía. La luna no se dejó ver. Pero sí las estrellas, grandes protagonistas de nuestro momento. El me cocinó por primera vez. Su punto no era el mío pero lo disfrute como si lo fuera. El estaba como suele estar. Con su mirada melancólica y hermosa. Su vivir pausado, su escucha atenta y su lunar adictivo. Mis ganas eran muchas, tantas como mis dudas y mis miedos. Comimos, bebimos y hablamos. Y de golpe apareció ese instante cuando el mundo se para. Ese instante en que uno quisiera que ese momento se prolongue lo más posible. Donde todo es presente. Donde el futuro no importa nada y ojalá no llegue nunca. Los dos recostados en un sillón mirando las estrellas. Intentando en vano reconocer alguna. Y como nunca me pasó en la vida veo en el medio del cielo de la Capital Federal una estrella fugaz. Sorprendida lo miro, esperanzada por que él haya visto ese momento memorable junto con migo. Me encuentro con su cara hermosa y con una expresión similar a la mía. Nuestros textos fueron “¿Viste lo que yo vi?”. Mi texto oculto era “¿Sentiste esto que yo siento?”. Nunca me animé a decirlo. Ni siquiera ahora que pasaron varias semanas de aquel instante. Sin embargo, en ese momento él se acerca y me da un beso. El primer beso es una prueba muy grande. O por lo menos para mi lo es. El como besa una persona habla mucho de ella. Como se mueve, como siente, como acaricia, sus tiempos, ritmos, sensibilidades. Y esa estrella fugaz seguida de ese beso es de lo que me agarro hoy para no caerme. Mi último primer beso. ¿Deposito mucho en ese momento, en ese hombre, en esa estrella? Quizás… Pero sin duda es mi presente cercano más dulce en el cual puedo depositar hoy mi ser.

2 comentarios:

Librepensador dijo...

Con estos ingredientes es imposible que no suceda....la magia.

Te cocinó, noche, bebida, lunar adictivo, mirada melancólica....ESTRELLA FUGAZ????
Asi no se puede...ESTRELLA FUGAZ?????
Se alinearon lo planeta.

Te cuento entre nos....el pibe todavia no lo puede creer...lo de la estrella...eso es tener suerte...jajaja

abrazo

Luispower dijo...

Para romper el clima... El lunar adictivo... estaba afeitado? Digo... Si te gustan los lunares adictivos con pelos.... uy uy uy!!!

Hablando en serio... muy lindo el texto... y la situación.. Felicidades!