lunes, 25 de junio de 2012

Historias paralelas y desencontradas



Comenzaremos esta historia sabiendo que el amor para algunos es complicado. Todo lo que parece ser no es. Lo que para otros es amor para nosotros es otra cosa. ¿Qué cosa es? No sabemos bien, pero hay un tipo de amor que no queremos cerca entonces seguimos buscando que se yo que tipo de amor. Queremos cerca algo que sabemos que es amor, pero no podemos encontrar ni definir muy bien. En fin… basta de preludios sin sentido, y causados por alcoholes ajenos. La historia es que Pedro, Santiago, Valerio, Mónica, Tomas y Fabiola quieren lo mismo, buscan lo mismo, pero sin saberlo se enroscan los unos con los otros.
Pedro, esta “loquito”. Todas dicen lo mismo. Es un tipo encantador en su fachada, pero tiene problemas sin resolver de antaño. Es el típico dañadito con una maravillosa máscara puesta. Ninguna se da cuenta hasta que está totalmente involucrada con él. Entonces Pedro, te ama y te odia con la misma pasión. Todo lo que quiere de vos es que llenes ese vacío que tiene y que nada ni nadie van a poder llenar jamás (a menos que Pedro haga un trabajo enorme de reencuentro consigo mismo, lo cual dudo que vaya a ocurrir).
Después está Santiago Ah, él es un tipo profundo. El te habla y te enamoras aunque no lo conozcas en lo más mínimo. Es un tipo buscado y encontrado. Psicólogo él, pero trabaja en el polo opuesto de lo que ama. Santiago te enrosca, te seduce, te mima, te habla, te cuida y desaparece. Si, así nomas. Proyecta con vos, te endulza, te hace volver a creer en algo y desaparece. Ojo, ojalá fuera tan lineal de desaparecer literalmente, pero no. El es enroscado como todos lo demás. Te pide distancia, te pide no formalidades. Pero sin embargo ahí sigue flotando, buscándote de a poco, intentando que pases de pseudo novia a amante y de amante mediocre a amiga casi sin pensarlo y sobre todo sin quererlo. Fin de la historia, ese fue Santiago.
Después viene Valerio. El enamorado perenne. A Valerio no hace falta que le demuestres nada. El se enamora igual de vos. Le sos sincera, le decís las verdades jamás dichas, le pones el freno antes del punto muerto y a pesar de eso él te ama, te idolatra, te quiere de madre de sus hijos, amante de por vida y (des) pareja eterna. En fin… Valerio es lo que muchas necesitadas quisieran. Es un obsesionado con el amor, supongo. Entonces cualquier cosa que se le cruce, él se obsesiona hasta la coronilla. ¿Cuándo se le pasa? Todavía no sabemos. Pero si sabemos que es un tema de él. Por más de que una genere todo para alejarlo, el no escucha, no lee, no reconoce señal de rechazo, el está firme en la primer línea de guerra esperando atacar a su ejercito imaginario, quizás. Sigamos la historia. Luego viene Monica. Ella es preciosa, inteligente, un “cacho de mujer”, como todos la definen. Linda por dentro y por fuera. Pero la rebeldía en contra su familia, contra su clase, todavía no la dejan equilibrarse. Entonces ella siempre está pasada de rosca. En todo se pasa. En el alcohol, en el sexo, en las amistades, en los amores. ¿Sufre?, sí, mucho. Pero sólo se da cuenta por instantes. Luego se olvida y arranca con su desenfreno de todo nuevamente. Es adorable, pero sólo para los que sabemos entenderla profundamente. Ella tiene un hermoso futuro por delante, solo tiene que verlo, aprenderlo y aprehenderlo.
En contraposición, está Tomás: el hombre serio. Hombre del pasado para Fabiola. Hombre buen mozo. Hombre con presencia. Hombre de cultura. Pero todo lo que tiene de lindo y leído lo tiene de falta de calle. Es de los que tienen que emborracharse para decirte lo que sienten. Es de los que te buscan desde hace años y no se animan. Tomás es de los que te tienen miedo. Se sienten raros al lado de una mujer más o menos firme. Son de los peces que fluyen perfectamente con niñas, o con mujeres con poca preguntas. Sin embargo, le atraen las mujeres de otro tipo. Pero no saben bien como acercarse. Son lentos, tardíos. Tardan una eternidad para todo. Se arrepienten de no decir. Piensan, repiensan y se les pasa la vida así.
Por ultimo, Fabiola. Ella era la que se las sabía todas. Respuestas para todo tenía, podía hablar de cualquier cosa. Era la chica fuerte, la chica interesante, inteligente. Pero un día se despertó queriendo ser otra. Ella está en eso. Buscándose e intentando ver bien quien es y quien quiere ser. La cuestión es que está sóla como todos los otros personajes de esta historia.
Pedro quiere a todas. Santiago no quiere a nadie, o eso manifiesta. Valerio piensa que quiere a Fabiola, pero nosotros creemos que no. Mónica se quiere a si misma y quiere estar en contra de todo. Tomas todavía no sabe que quiere o no se anima a decirlo. Y Fabiola quiere a todos por igual. Pero todavía no encontró a quien querer bien.

1 comentario:

Unknown dijo...

Vamos Borges!

Me gusta leerte aunque lo haga en el anonimato la mayoria de las veces.
Creo que leyendote te conozco un poco mas.
Que bueno que puedas abrirte a esto, no cualquiera puede.

Beso!

Cuniatai