sábado, 31 de octubre de 2009

Preludios


¿Y si me muero mañana? De golpe se me vino esa pregunta a la mente. Supongo que más para intentar contestar porque no debería morirme que por contestar la pregunta en si. Si me muero mañana sería un gran problema. Porque estoy justo en el medio de algo, en el medio de un proceso, en el medio de un sueño, en el medio entre la felicidad y la tristeza. No quiero morirme mañana. Definitivamente me quedan muchas (infinidad) de cosas por hacer, por sentir por probar. Ultimamente estoy como este escrito, desordenada y trabada. Me cuesta escribir, me cuesta levantarme por las mañanas, me cuesta conectarme con la gente, me cuesta encontrarme con la gente. Mi vida dio un vuelco que no esperaba. Yo lo generé, sin dudas, pero las dudas vinieron después. Supongo que es el preludio de algo bueno, y como todos los preludios son confusos, no te dicen como termina algo, solo te dan herramientas para entender como comenzará. Y ahí estoy en medio de este preludio, intentando no morirme en el medio ya que quiero llevar a fondo este sentimiento que tengo adentro. Intentando disfrutar el ahora para poder ser feliz en el después que se viene.

3 comentarios:

El Cochinillo exquisito. dijo...

Como todo preludio antecediendo a la sinfonia que para siempre se queda a vivir en el aire.
En la memoria.
En las tenciones de las venas llevando sangre al corazón.
El zaguan con el beso furtivo y anticipado de todos los besos despues.

Cariños Yulien, no es horario y yo hace rato que no preludios...

Venga y vaya mujer roooooja !!

Pd: No cometa la imprudencia de morir, por favor no perdamos el estilo.

Byron dijo...

...me he preguntado ¿por qué y para qué vivir? No he encontrado todavía una respuesta aceptable... mientras tanto, solo queda seguir...

M. dijo...

O my soul, do not aspire to immortal life, but exhaust the limits of the possible.

...

Living, naturally, is never easy. You continue making the gestures commanded by existence for many reasons, the first of which is habit. Dying voluntarily implies that you have recognized, even instinctively, the ridiculous character of that habit, the absence of any profound reason for living, the insane character of that daily agitation, and the uselessness of suffering.

A. Camus, The myth of Sysyphus.