domingo, 24 de enero de 2010

Verano urbano


Un día caluroso de enero la cronista sale de la casa de su hermana luego de un fin de semana de cumplir a rajatabla y felizmente su rol de tía. Camina por las calles de Hurlingham pensando en que diferente es su vida a la de aquellas personas queridas que acaba de dejar. Ellos están rodeados de niños, de gritos, de pis, de caca, de llantos matutinos. Ellos, los otros, hablan ilusionados de sus próximas vacaciones en Punta Cana, mientras la cronista cuenta una por una las monedas para pagar el boleto de tren que se tomará en escasos minutos. Camina por las calles pacíficas sintiendo el silencio luego de un par de días sin encontrarlo. La paz la inunda pero un sentimiento contradictorio se mezcla con está paz. Llegada a la estación, se alegra al ver que la boletería está cerrada. "Quizás pueda ahorrarme este peso con diez", piensa. Tiene la mirada perdida en las vías vacías e infinitas.
Llega el tren y se desilusiona al ver que no hay asientos vacantes. Saca la revista Ñ de su mochila y se dispone a leer apoyada en la puerta. "Amores de verano" es el tema de este numero. "¿Justo este numero tenía que comprar? Todo sea por alguna lectura exquisita", reflexiona. La lectura la inspira, la hace pensar, soñar, agarra una birome y resalta frases que le gustan, o que le pueden servir para quien sabe que. La cronista piensa en su amor de verano urbano, el cual cada vez tiene menos énfasis de todo tipo, sin embargo no se entristece. Su cabeza está hoy en su futuro laboral, en este cambio de rumbo rotundo que intenta hacer y que nada fácil es de transitar. Lee, mientras escucha a algún cantor de ocasión entonar sus chacareras, sus tangos y canciones melosas. Eso es lo que tienen los artistas callejeros, son más versátiles que los demás.
La cronista mira al resto de los pasajeros entre texto y texto. Piensa en estos otros, imagina sus vidas, sus dolores, sus amores de verano y de los otros. Llega a la ultima estación del tren y casi sin quererlo evade a los guardas ansiosos por picar boletos. Camina y camina. Piensa en la vida de los otros, piensa en su propia vida buscando alguna respuesta, más no sea para que le dure un rato.

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