La mirada inmensa de la noche se refleja en sus ojos. Su boca no deja de nombrar al pasado muerto, inerte y despedazado en cada palabra. No existe consuelo para el dolor que esas palabras nombran. Los minutos parecen tener vida propia. A veces se alargan, luego se ralentizan hasta perecer casi en pausa. Pareciera que este momento vertiginoso de palabras y miradas fuera acompañado por cada uno de los ruidos de esta ciudad. No pasará nada trascendente hoy. Será un día más de esos que no son recordados. En el futuro este será un día olvidado y omitido.
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