En los días que corren las cosas están un poco raras. O quizás sólo estén raras ante mis ojos. Quizás mis percepciones de la realidad estén distintas un día como hoy. La cuestión es que empiezo a notar que están muy de modas las pastillas azules. Está de moda no hacerse mucho cargo de lo que nos pasa. Está de moda ser victimas de algo o de alguien. Ser victimas de amantes, de padres, de madres, de amigos, de profesores, y de gobiernos. Nada tiene que ver con nosotros. Es un tiempo donde siempre nuestro verdugo está afuera. Es un tiempo donde están de moda las relaciones sin amor, el sexo pasajero y vacío. Tiempos de ropas coloridas y sentimientos grises y bastardeados. Es el tiempo en donde el boxeo de golpe y porrazo se convierte en lo más visto por los argentinos. Tiempos en donde lo virtual le gana por goleada a lo sensorial, a lo carnal, inclusive a lo real. Todos empiezan a olvidar de a poco lo que es tener una conversación cara a cara, empiezan a olvidar que es tocarse sentirse, olerse. Son tiempos difíciles, para algunos como yo, que no entienden bien como ser parte de algo sin saber siquiera si queremos formar parte de esta moda amorfa. Son tiempos de facilismos espirituales, donde sonreír te hace olvidar los dolores del alma. Son tiempos rápidos y furiosos, donde todos llegamos tarde a algún lugar. Tiempos en donde está de moda cenar con los celulares sobre la mesa. Siempre esperando que alguien te busque, te encuentre, y lo rechaces porque estas en otro lado con otro ser.
Y es en estos tiempos que me toca vivir a mi. Contrariada, contradictoria, fuera y dentro de las modas. En estos tiempos en donde todo el mundo te ofrece pastillas rojas pero cuando las probas te das cuenta que tienen un color azul intenso. Pero así andamos todos. Viviendo y pensando que esta es nuestra realidad y esto es lo que elegimos.
Yo por mi parte no voy a transar. No voy a dar besos sin ganas. No voy a llamar a alguien cuando me sienta sola. Voy a aceptar a mi verdugo que son mis miedos y mis propias inseguridades.Voy a vivir este dolor poco inteligente que me pesa a veces por estar fuera de la moda y no poder conformarme con todo lo que al resto del mundo lo hace “feliz”.
3 comentarios:
La alegria no es solo brasilera...
las pastillas, las famosas pastillas...la inmensidad del cyberespacio sirve justamente para eso, para volcar unos sentimientos colectivos que, como buen sintoma de estos tiempos que corren, nos abrazan a todos/as. Siempre es mejor hablar cara a cara, claro, sin telefonia o apps o webs, pokes o simplistas touchs. Pero la conversación, el verdadero arte de la conversación, porque es un arte que incluye, además, hermosos silencios, ese requiere de mucho coraje. ¡Y no es tan fácil! No obstante, otra vez pero, no comparto que a los miedos haya que transitarlos solos. Sino, ¿para qué conversar? ¿Para qué insistir en el vacío, en el anonimato electrónico,si lo que en realidad buscamos es (además de alguien frente a quien confesarnos)un otro de carne y hueso que sepa escuchar? Y no solo eso, que pueda además decir (y para eso es bueno querer escuchar), abrazar, reir con nosotros, burlarse un poco de nuestros miedos más íntimos y tan mundanamente vulgares; alguien que sepa ponernos el hombro, o que nos haga la juntaditas de puños y nos ofrezca gentilmente un aventón, para levantarnos cuando andamos tan caidos. Las cosas andan raras hoy. Y anduvieron algo bastante raras en otros tiempos, otros universos. Solo que no nos tocó vivir aquellos, sino estos.
Nada tiene especial sentido. Y todo tiene sentido al fin.
No creo que repartir culpas y compartir sean necesariamente sinónimos. ¿Para qué andar solos, si la vida en compañía es tanto, pero tanto más dulce?
Georg Simmel dijo: Toda existencia individual está determinada por innumerables influencias del ambiente humano.
A compartir la alegría entonces. Y también la tristeza.
Un/a anónimo de las/los positivas/vos que me gustan!
Gracias!
Un positivo/a que sigue pensando lo mismo, a pesar de haber encontrado otro nombre...
De nada!
Publicar un comentario