Es una muy buena etapa. No paro de llorar. No paro de estar
aflorada. Enamorada y contenta por dicho estado. Pero también estoy muy
despierta. Estar despierta me significa conectarme con lo bueno y lo malo que
tengo adentro. Desilusiones que quedaron impregnadas en mi como garrapatas.
Dolores de otros de los cuales me hice cargo por inexperta o quizás sólo por el
simple hecho de ser humana. Tengo tantas cosas superadas y tantas miles de otras por
superar.
¿Por qué nos cuesta tanto desintoxicarnos? Quitarnos de
adentro todo eso que quisieron hacer (sin quererlo) con nosotros. Todas esas
frustraciones, deseos no cumplidos de otros que quedan adentro nuestro como
propios. Nos confunden, nos marean, nos ponen inseguros, nos alejan del mundo
exterior muchas veces. ¿Cómo hacer para salir de ahí sanamente? Sin lastimar a
los que queremos, sin enojarnos con el mundo, sin enojarnos con la vida que nos
dio esto para vivir.
Así estoy en estos días, despierta, radiante, y enojada con
muchas cosas del pasado. Haciendo consciente miedos ajenos, aceptando los míos
propios y soltándolos. Dejándolos ir como puedo. Intentando construir algo mío,
algo nuestro de una manera nueva. De una manera más real. Más compleja y menos
anestesiada.
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