lunes, 22 de diciembre de 2008

Tirarse a la pileta


Hay días en que uno es más valiente que otros. Hay muchas razones por las cuales nos podemos invadir de valentía y hacer cosas hasta heroicas, pero no es mi intención en este escrito hablar de las razones sino de las consecuencias de tirarse a una pileta. Uno puede estar más o menos seguro de algo pero hay veces en que nos paramos frente a eso que tanto queremos y el abismo en un segundo no nos abruma y ahí nos lanzamos a buscar lo que queremos. En el aire (cuando ya no hay vuelta atrás) nos agarran miles de miedos, quizás hasta nos arrepintamos, pero ya nos hemos lanzado y no nos queda más que esperar el contacto con el agua. Nunca sabemos antes de tirarnos cual es el caudal de agua que hay en aquella pileta pero poco importa ahora. La pileta puede estar llena hasta el tope y ser honda, lo cual hará de nuestra caída algo placentero (a menos que caigamos de panza) y todo habrá valido la pena. La pileta puede estar llena a tope, pero puede ser poco profunda, con lo cual no nos lastimaremos gravemente pero si quizás nos raspemos un poco al tocar el suelo. En los peores casos puede haber poca agua en la pileta (uno nunca se tira a una pileta si la ve vacía del todo, señores) y eso nos causará algunos raspones mayores,  y quizás hasta alguna quebradura de alguno de nuestros miembros. Nada más.... Nada más puede sucedernos (a menos que seamos suicidas, claro está).  Yo propongo pararse más frente al abismo y tirarse. No sabemos como puede salir todo, pero al menos nos refrescaremos un rato y no hay raspón, qubradura (y dolor de alma) que no se cure con el tiempo. 

1 comentario:

Cecilia dijo...

Hola,Juliana. Buscando la expresión "tirarse a la pileta" para encontrar su equivalente en inglés (porque estudio Traductorado de Inglés, Univ. Nac. de Córdoba) pero me saltó como primera opción tu blog y esta entrada jaja La verdad me encantó. Soy pisciana al igual que vos y al principio pensé leer algo que yo misma escribí jaja. Expresás tus ideas de manera muy similar a la manera que lo hago yo. Tu metáfora de tirarse a la pileta es la que utilizo siempre en mi vida y adhiero a lo que planteás que hay que arriesgarse por lo que uno quiere con una mínima seguridad de que haya algo de agua en la pileta sino nos reventamos la cabeza, ¿no? Y aunque nos lastimemos, siempre hay tiempo para recuperar la salud del alma. Veo que lo escribiste hace un tiempito largo ya... pero bueno, recién lo leo. Estas reflexiones siempre se las encuentra en horarios extraños como ahora, ¡casi 2.20 de la mañana! Mucha suerte. Saludos