lunes, 11 de mayo de 2009

Como quien oye llover


Era domingo. Día gris si los hay. Eran las 19 horas cuando G me pasó a buscar. No tenía ganas de ponerme linda asique salí asi como el domingo me había dejado. Bajé y ahí estaba él con su auto gris esperándome para irnos juntos al teatro. Hacía bastante que no hablábamos. Nos habíamos visto la noche anterior, pero no habíamos sido nosotros (ni nuestras charlas) el centro de atencion. Hablamos un poco antes de entrar al teatro, y recuerdo con especial impetu que le dije que yo creía que nunca iba a querer traer hijos a este mundo. Recuerdo que dije que mi vida estaba bastante perfilada a otras cuestiones que poco tenian que ver con pañales, con llantos, con partos y demas. Recogimos nuestras entradas y esperamos unos minutos a que abriera la sala. Era la segunda vez que tenía entradas para esta obra. Pero la vez anterior no había podido ir y había regalado las localidades. Había recibido buenas críticas, pero realmente en mi interior, dudaba de que me vaya a gustar la obra, aunque si lo deseaba mucho aquel domingo. Entramos y apareció en escena un Juan Pablo Geretto vestido de mujer. Impecable, triste y sonriente. Me reía con sus ocurrencias, y me entristecía con sus soledades. De golpe un hombre semidesnudo, el mismo Juan Pablo, maquillado de muñeca, hablando con su voz grave y afeminada me envolvió por completo. Su arte me envolvía, me conmovía, me hacía llorar a montones, me hacía pensar en cosas que habitualmente no pienso. Su historia de vida ahí desnuda en el escenario, ese ser humano que noche a noche cuenta su infancia sin más palabras que las de un niño que aprendió a dormir con incertidumbres. Ese hombre que le hace un homenaje a sus mujeres de la infancia, aquellas que quizás y solo quizás lo llevaron a ser quien es el hoy. Y tan hermosa persona es hoy que puede trasmitirlo arriba de un escenario y regalarle al publico sus experiencias, sus amores, y sobre todo sus soledades. Lloré, lloré y lloré, pero no de tristeza, sino que de emoción por el arte, por el amor que eso genera, porque no quiero que mi vida pase como quien oye llover. 
Terminó la obra a las 22:20. Nos fuimos a comer algo con G. Comimos pasta, y algunas charlas sobre nuestros amores y desamores. Tomamos vino y recuerdo que en el momento del postre le dije que no estaba tan segura de no querer ser madre algún día. Y así terminó mi domingo con mas incertidumbres que certezas pero habiéndole cambiado el color al día. 


COMO QUIEN OYE LLOVER
Viernes y Sábados 21:30 hs. - Domingos 20hs.
Teatro el Cubo | Zelaya 3053
tel. 4963-2568 / 4962-5402
TuEntrada.com | 5533-5533

4 comentarios:

El Cochinillo exquisito. dijo...

Use su rojo intenso Julien, uselo.-

Exquisitos saludos guapa.

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=WQF0ZuL8vus&feature=player_embedded

MQDLV dijo...

Sabés. Lo que te pasó el domingo, me pasa. No hace falta entonces que explique los motivos por los cuales creo que no tendría hijos. Los sabés. Pero últimamente y motivada por el amor -tal vez-, o por la busqueda de expetimentación -tal vez-, siento que esta idea se desvanece. Siento que -tal vez- ser mujer y no tener hijos es perderse de una gran parte de ser mujer (sólo por recortar la idea). Buen domingo para ti, Juliana.

Santi dijo...

Ojalá alguna gotita de luz tenga el honor y la suerte de nacer de tu vientre. Me salió un versito jeje, me hace acordar al final de un chiste que dice: por mi patria y mi bandera, bajo por la escalera. Iba a escribir otra cosa pero me olvidé, y la proxima q no puedas ir ... regalame las entradas!