domingo, 25 de enero de 2009

Nocturna bicicleta


Noche calurosa, luego de un largo día de letargo y recuperación. Tengo ganas de aire. Agarro mi bicicleta negra como la noche de hoy y salgo. La ciudad esta vacía, o eso parece ahora. El viento empieza a soplar cada vez más fuerte. Cambia la temperatura. Bajan los grados, la humedad y el letargo que me envolvía hasta hace un rato. Vuelan las hojas por doquier. Sonriente y con los ojos fruncidos evitando que algo extraño se me meta en los ojos, pedaleo y pedaleo el barrio. No se ven las estrellas pero las imagino. La luna estás escondida pero la siento.

2 comentarios:

Juan Pablo dijo...

He opinado en lo que escribiste anterior a esto. Te he agradecido por haberme leído y escrito. Hablando de este escrito: siempre me han gustado las descripciones detalladas del ambiente en el que se dan los hechos. Las sensaciones que nos da el frío por ejemplo, que no sólo se trata de frío, en nosotros se convierte en un montón de cosas. Tal vez hasta en calor, ideas, recuerdos, viajes... Te seguiré leyendo.

Chara dijo...

yo me he perdido en un bosque cercano, he atravesado lomadas y seguido rastros falsos, he observado la frondosidad, la espesura, la hierba titilante, los estallidos de los pájaros.

besos grandes