martes, 24 de marzo de 2009

Metáfora para niñas


Me tiembla el ojo izquierdo. ¿Será porque está del lado del corazón? No lo se, se poco de anatomía humana. Intento contar la experiencia vivida por aquel bosque y no se bien como empezar. Comenzaré como empiezan todas las historias infantiles.

Había una vez un bosque que intenta ser pacífico y creo que lo es. Le aterra la violencia física, psicológica y mental, es por eso que intentó sembrar sus propios árboles lejos de todo eso, pero evidentemente no tanto. Aquel bosque comenzó sus últimos días un tanto perdido por tantos árboles nuevos dando vueltas. No encontraba sus límites. Habían tallado varios de sus ramas, por lo cual mas perdido se encontraba aún. Peor de golpe empezó a ver algunos nuevos brotes, lo que lo hizo muy feliz. De repente llegó su bosque un árbol, uno solito, pero muy poderoso. Era raro, casi incomprensible. Era peludo y alocado. El bosque se emociono con tanta energía fluyendo por aqui y por allá. Se asustó un poco ya que estaba acostumbrado a la paz, a charlar, a hablar sobre el viento, sobre los nuevos brotes y sobre el amor. Sin embargo, en un principio siguió el juego, igual sabía que este árbol no se quedaría por siempre allá. Los dos lo sabían pero jugaban. Un día el árbol alocado se descontroló demasiado y el bosque se alejó por un rato. Mientras se alejaba conoció algunos de los árboles que lo componían que estaban por ahí cerca, pero nunca habían hablado con el. El bosque se tranquilizó nuevamente, volvió a su centro y comenzó a disfrutar de la manera que más le gustaba. A los pocos días el árbol alocado volvió y buscó al bosque. Ahí, se armó una batahola de malos tratos. Imagínense ustedes que el bosque no lloró pero miles de cosas pasaban en su interior. Hasta llegó a replantearse si estaba equivocado, si ser como era estaba mal, si no descontrolarse era un error en esta vida. El árbol casi destruye al bosque con sus palabras hirientes. El bosque nunca había vivido algo así. Muchos de sus árboles cayeron a causa de los gritos y atrocidades. Pero el árbol fundador quedó en pie, mas fuerte que nunca. Pensó en aquellos árboles que lo sostienen, pensó en los brotes que habían sobrevivido a la tormenta. Llegó el final del día y estaba cansado, pero había que volver a empezar. No se mudaría de lugar, estaba muy bien en el lugar que había encontrado, si se replantearía algunas nuevos ingresos al bosque. No quería sufrir más bajas. Estaba listo una vez más para empezar de nuevo. 

4 comentarios:

Juan Pablo dijo...

Hoy en mi clase, mi profesor, que agradezco haber conocido dijo: "Madurez es poder vivir según lo aprendido". O algo así, el caso es que de eso trata. También años atrás dijo otra profesora: "Madurez es aceptar la vida como viene". Y otra más de esas que ahora no recuerdo. Tendrá que seguir, y ahora mejor que nunca. No siempre es así, espero que lo sea. La metáfora para niñas...

Juan Pablo dijo...

Si, vivo acá. Bueno, en el estado, pero pues es básicamente lo mismo. ¿Entonces eres una cocinera-chef que escribe? Eso está interesante. O mal interpreté la información. Y como decimos por acá, Mi casa, es tu casa. ¿Cómo comprobarlo? Pues sólo si se hubiera presentado la oportunidad. Jaja. Espero que hayas disfrutado. Y que lo hagas aún más.

El Cochinillo exquisito. dijo...

Como canta Luis: "Vamos al bosque nena uhoooooooo vamos al bosque nena uhooooooooooo" que buen tema.

Exquisitos saludos.
El bosque tapa al árbol, ó el árbol al bosque... ¿?

NOVA dijo...

Hola! Llevo tiempo leyendote y hoy me permito escribirte.
Me gustaria me dejaras tomar prestado tu texto para incluirlo en mi blog, me ha gustado mucho y quiero que pase a formar parte de él.
Un saludo
NOVA