lunes, 27 de octubre de 2008

Romper la rutina


Me desperté más temprano que siempre. Miré a mi alrededor y casi no conocía el lugar en donde acababa de amanecer. Me vestí rápido entre dormida y ansiosa por el viaje que me esperaba aquel día. Ella me ofreció mate, pero no acepté. Cuando me levanto muy temprano no tengo hambre ni sed, pero luego de un par de horas estaré famélica (pensé). Salí del departamento y me encontré con un lugar tan extraño a mi como hermoso y tranquilo. Nadie se despierta temprano en este lugar o eso parecía. Allá a lo lejos ví  a mi medio de trasporte. La noche anterior lo había decidido. Un taxi me salía setenta pesos que no tenía, un tren me saldría noventa centavos pero ya conocía mucho el trayecto, su gente y sus paisajes. Opté por algo intermedio y jamás hecho hasta ahora en mi vida: iría a trabajar en lancha. Así fue, me acerqué a la lancha que me trasladaría a las ocho de la mañana de Tigre a Puerto Madero. Me despedí de ella que estaba más emocionada que yo pero lo demostraba más. Subí y la lancha estaba vacía. ¿Viajaré en esta enorme lancha sola? Me pregunté y la respuesta apareció cuando al rato subieron cuatro hombres en traje que se disponían a ir a trabajar como yo. Para ellos el viaje sería uno más, quizás era su rutina diaria, pero yo me sentía una turista con ojos enormes sorprendiéndome por cada detalle que iba conociendo. Y así fue como durante una hora y media rompí mi rutina mañanera. Me divertí viendo las olitas del Río de la Plata romper contra la lancha, me sorprendí de ver toda la ciudad desde lo lejos. Me emocioné a ver el sol que iba subiendo de apoco desde el horizonte que pocas veces veo desde mi barrio y muchas menos desde mi rutina diaria.

 

:: Hoy recomiendo romper la rutina. De la manera que sea, más no sea cambiando la cara al despertar ::

2 comentarios:

Chara dijo...

impresionante juli

Anónimo dijo...

Felicitaciones! En mi humilde opinión esa es la clave del "hic et nunc": vivir día a día como un turista tomando conciencia de cada detalle de nuestra rutina, lo que inevitablemente la termina destruyendo.

(no)teleo