lunes, 3 de noviembre de 2008

What doesn´t kill you makes you a runner


El frío que hacía a la mañana no había sido previsto, ergo estaba muy desabrigada y faltaban horas para el disparo que me haría empezar a correr. Comí algo, tome agua y intenté taparme del frío con remeras y trapos que tenía de repuesto. Me llamaron la atención las iglesias y sinagogas casi improvisadas que se armaban y los corredores con sus zapatillas y sus ropa deportiva rezaban y le pedían a dios quien sabe que para poder terminar la carrera que estaba por comenzar. Luego de un rato empezamos a correr. Los primeros diez kilómetros fueron puro placer. No sentí que estaba corriendo. La gente gritaba mi nombre (llevaba una remera que lo decía, claro) por doquier y me daba fuerzas por Brooklin. Luego de los primeros diez empecé a sentir el cuerpo pero seguía gritando, bailando y disfrutando mientras corría. A los veinte kilometros, sentí el primer inconveniente. Me dolía la pierna, la cadera al costado, no se que parte del cuerpo es. Era un dolor que nunca había tenido en todo el entrenamiento. Ahí me asusté un poco. Me faltaba media carrera y no sabía hasta cuando iba a soportar ese dolor, y si este se iba a hacer más intenso. Seguí y la gente al costado de cada kilometro gritaba, las bandas de música tocaban, y las bebidas, geles y esponjas me daban las energías que mi cuerpo iba gastando km a km. Pasé por Queens, casi sin darme cuenta. El dolor de mi pierna había desaparecido y otra ve volvía a disfrutar, gritar y responderle a la gente que me gritaba. Llegué al Bronx cansada, ya iban treinta y pico de kilómetros. Y mis piernas ya comenzaban a sentirse duras. El Bronx y su hip hop, pasó rápido y el último puente hasta Manhattan me esperaba. Bajé del puente con mi ultimas energías. Para ese entonces ya estaba corriendo kilómetros que nunca había corrido en mi vida. En el entrenamiento había llegado hasta treinta y seis y ahora ya estaba pasando esa medida. Supongo que fue en esos últimos momentos en que conocí al famoso muro de los maratonistas. Es un momento en que el cuerpo ya no tiene mas energías y la cabeza esta cansada y todo te dice que tenes que parar. Pase por ese momento, baje un poco la velocidad, a la gente que me gritaba ya no podía responderle mas que con una cara de agotamiento y con la lengua afuera por el cansancio. Faltaba poco, ya esta bordeando el Central Park, lugar donde terminaría la carrera. Traspasé el muro como pude, pero nunca paré. Corrí los cuarenta y dos  kilómetros seguidos. Cuando faltaban tres kilómetros y medio volví a nacer. Me olvide de mi cuerpo, y empece a acelerar. Para ese entonces no corría con mis piernas, era otra parte de mi ser que me transportaba. Entré al Central Park y el paisaje y la inmensa cantidad de gente aplaudiendo y gritando me hicieron emocionar. Estaba a punto del llanto y me empezó a faltar e aire Por primera vez en mi vida contuve la emoción y me concentre en mi respiración para no llorar. Aceleré y aceleré. Los últimos metros flotaba mi cuerpo inexistente y yo entre los arboles del Central Park. Pase la linea de llegada de la mano de mi papá, los dos gritando y levantando los brazos. Terminamos y nos abrazamos de una manera que nunca había abrazado a nadie. E pecho en ese momento estaba inmenso, una sensación de felicidad muy rara corría por cada centímetro de mi cuerpo casi inerte. Llanto, risa, poder, orgullo, cansancio, emoción. Todo mezclado dentro de mí. 
Y así fue como cumplí mi meta de este año 2008. Increíble, jamás lo hubiese pensado. A la noche como pudimos salimos a festejar. Y yo con mi medalla colgada tomé vino, cerveza y me prendí un cigarrillo y en ese instante en que el fuego alcanzaba al tabaco pensé: que contradictoria que soy. 

5 comentarios:

Chara dijo...

felicidades!!!

Unknown dijo...

Eres una campeona! Cómo admiro a quien es capaz de enfrentarse a semejante esfuerzo; enhorabuena, compañera

Anónimo dijo...

Felicitaciones!!!

Ahora no volvés a correr ni el bondi jajaja

Beso!

Juliana Fortini dijo...

Estas acido q79. Para tu información ya volví a correr. Estpy con más energías que nunca antes. Ayer me calcé las zapas, a pesar de los dolores de piernas infernales, y sali a correr por el Central Park. No tomo bondi, ando en bici y corro.

Unknown dijo...

Holaa amigaa... felicitacionessss... admiro que seas tan constante lo que te gusta hacer y todo el esfuerzo que haces. te quiero mucho y nos vemos a la vuelta.