martes, 21 de octubre de 2008

Agua










Los días de lluvia todo se ve de otra manera. A uno le cuesta más levantarse que el resto de los días. La cama parece comérselo a uno e impedirle sacar siquiera un pie de ella. Las ventanas empañadas, grises que muestran un escenario húmedo y más gris aún. Uno ve gente que ya ha pasado por lo que nosotros pasamos ahora, hace ya un rato largo Están disfrazados de lluvia. Pilotos, botas, bolsas tapando objetos, capuchas, paraguas, paraguitas, sombrillas son objetos que salen a vivir estos días. Todos caminan rápido, tratando de mojarse lo menos posible. Uno camina durante los días de lluvia al lado de personas sin rostro. Todos van mirando al suelo esquivando charcos, con el paraguas sobre los hombres. Pocas miradas se cruzan durante estos días. Pocas miradas se encuentran, pero las que logran hacerlo se convierten en pequeños milagros en medio de ésta fenómeno que invita al ostracismo. 

3 comentarios:

Byron dijo...

Curioso es que por tratar de mojarnos menos en esos días, corremos más y eso hace que, paradójicamente, nos mojemos aún peor. A veces hay lluvias que traen recuerdos de atardeceres melancólicos y emocionantes; otras, son lluvias de madrugada que se extienden hasta la mañana y que invaden de tristeza el corazón. Saludos desde Quito.

Anónimo dijo...

Que bonito,ud remoloneando en la cama mientras yo me cagaba mojando el calla! =P

Salutes

Anónimo dijo...

en la calle!!!