domingo, 7 de septiembre de 2008

Un domingo no cualquiera


Me desperté a las 10 de la mañana. Era un día no laborable pero sin embargo, yo tenia que hacer llamados, mandar e-mails y coordinar todo para empezar la grabación que me quitará parte de mi vida por estos días. El día: gris, frío, húmedo. Yo: con resaca de la noche anterior, con dolores corporales luego de haber corrido (literalmente) 34 kilómetros, pero con muchas ganas de disfrutar mi día.  Agarré mi bici nueva, linda y compañera de futuras andanzas. Pasé a buscar a otra persona que estaba como yo, pero menos dolorida y resacosa. Montadas en nuestras bicis nos fuimos lejos. Subimos y bajamos puentes. Pasamos por debajo de los aviones. Recorrimos lugares que alguna de nosotras nunca había recorrido. Charlamos. Cruzamos de Capital a provincia por un puntecito rojo. Comimos hamburguesas y milanesa a la maryland. Sacamos fotos y hasta gritamos en un puente mientras abajo pasaban los autos apurados por llegar a quien sabe que lugar.  Luego de la andanza nos separamos. El día: estaba más gris aun, pero la bicicleteada me había hecho perder el frío. Yo: sin resaca, con más dolores corporales y dispuesta a dormir mi merecida siesta dominguera. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Que poder el de la mente!... Transformar lo que para cualquiera hubiera sido un "maldito" domingo gris y solitario, en un "bendito" paseo. Hasta revolucionario podría decirse...